martes, 1 de mayo de 2012

Los miembros de OCE opinan sobre la Evaluación Universal


Sylvia Schmelkes
OCE

INIDE
Universidad Iberoamericana
Es importante evaluar a los maestros por dos razones: porque la evaluación nos permitirá saber cómo se encuentran nuestros docentes en cuanto a sus conocimientos disciplinares y pedagógicos y en cuanto a sus prácticas docentes, y por lo mismo dará elementos para mejorarlos y con ello mejorar la calidad de la educación, y porque la evaluación también proporciona información que permite reconocer a los buenos maestros y evitar lo que pasa hasta ahora: que da lo mismo ser un buen maestro que un mal maestro.
Pero no cualquier evaluación permite lograr estos dos objetivos. En primer lugar, los maestros tienen derecho a saber sobre qué se les va a evaluar. Es más, tienen derecho a mostrar su acuerdo con que eso respecto de lo que se les evalúa constituye una medida de un buen maestro. Por eso es importante que la evaluación docente parta de una definición que logre consenso entre los maestros sobre lo que significa ser un buen maestro. Algunos autores, como Perrenoud y Danielson, consideran que un buen maestro debe desarrollar cuatro competencias. planear, construir un clima de aula propicio al aprendizaje, desarrollar la adecuada instrucción en el aula atendiendo a la diversidad y procurando que todos sus alumnos aprendan, y trabajar fuera del aula para su escuela, en la relación con los padres de familia, y en su propia continua formación profesional. Pero los maestros nacionales tendrían que mostrar su acuerdo con lo que puede considerarse un buen maestro en cualquier contexto.
Una prueba no mide lo anterior. Solamente se sabe si un maestro es bueno o no si hay oportunidad de conocer su práctica docente. Solamente mejorando la práctica docente se mejora la calidad de la educación. Una evaluación para mejorar la calidad de la educación supone necesariamente construir un sistema para evaluar la práctica de los docentes en el aula, y al mismo tiempo un sistema paralelo para ayudarles a los maestros a mejorarla, de preferencia en la misma escuela.
La evaluación de docentes es esencial para mejorar la calidad de la educación. Desgraciadamente, la evaluación mediante una prueba estandarizada, sin que los maestros hayan tenido la oportunidad de haber opinado sobre si consideran que lo que se evalúa es lo que significa ser un buen docente, no es el mejor camino.
Seguramente la negativa del SNTE a la evaluación universal de los docentes no tiene que ver con lo que acabo de mencionar. Sin embargo, el rechazo de los docentes frente a grupo— no de la cúpula del SNTE— sí refleja su malestar por cuestiones como las anteriores: no saber qué se evalúa ni por qué, ni tampoco cuáles serán las consecuencias de esa evaluación, más allá de que no perderán su plaza, es causa de incertidumbre y de rechazo. El SNTE no responde proponiendo otra manera de evaluar, sino simplemente rechazando sin más la propuesta de la SEP que ya había sido acordada entre ambas instancias y que ya ha costado al país muchos recursos económicos y mucho esfuerzo. Sus razones, como siempre, son políticas y no educativas.

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